El masaje es arte, ciencia y conocimiento que nos acompaña posiblemente desde nuestros orígenes como humanidad.
Si nos golpeamos, ponemos tratamiento; si alguien sufre, lo consolamos con caricias; cuando amamos, nos acariciamos...
Hay un potencial en nuestras manos y en nuestra piel, más allá de nuestra conciencia, que nos acerca para brindarnos placer, apoyo y alivio en cada circunstancia.
Los indígenas, hindúes, japoneses y chinos desarrollaron la técnica del masaje para la mejora, además de brindarnos su conocimiento, tanto para mejorarnos como para conocernos, y así continuar nuestro camino de desarrollo como seres humanos.
Novalis, poeta alemán del siglo XVIII decía:
¿No servirán los hombres, para curarse entre sí, como medicina ellos mismos?
Creo que sí, debido a que el masaje lo hace evidente.
Hay presencias que alivian, hay situaciones que alivian. Nos ayudamos aliviar unos a otros cuando nos respetamos, escuchamos y nos damos nuestro lugar.
Una persona que puede mejorar física y emocionalmente a sí misma, puede ayudar a mejorar a otras persona.
El masaje es un medio. Aunque es un potencial latente en cada ser humano, es necesario un camino para hacerlo consciente y desarrollarlo.
Poco a poco nos hemos separado de nuestro cuerpo, alejando nuestra conciencia y perdiendo la confianza.
Estamos llenos de fantasías terribles, fantasmas de enfermedades, temores, represiones, tabúes. Necesitamos abrirnos paso a través de esta enmarañada selva de ideas y prejuicios para recuperar sencillamente lo que nos pertenece, tal vez lo único cierto:
Nuestro cuerpo con todas sus potencialidades.
La manera más integra de acercarnos al masaje es acercarnos a nosotros, reconociéndonos y redescubriéndonos. No es posible una técnica, porque no hay una manera única. La forma de ir descubriendo el masaje es a partir de la conexión profunda con nuestra energía y con nuestra creatividad.
En este camino del autodescubrimiento necesitamos una ayuda o guía para saber manejar nuestras capacidades.
El masaje lo podemos dirigir a varios niveles: Piel, músculos, tendones, articulaciones, el cuerpo emocional-mental y nuestra energía sutil.
En cada una de estas sustancias están comprendidas las otras, siempre están presentes y reaccionan, la única diferencia es saber dónde enfocamos nuestra atención, es decir, de qué manera nos aproximamos.
Sin embargo, lo más importante es el manejo energético, emocional y mental que tengamos nosotros al aplicarlo en la sesión. De esto depende no sólo el resultado del masaje que apliquemos, sino también la consecuencia que experimente el que lo realiza.
El masaje debe beneficiar tanto a quien lo recibe como a quien lo da.
El Masajemocional define a esta ideología como ayudar ayudándose.
Porque parto del principio del que aprende a cuidarse a sí mismo, está preparado para ayudar a los demás.
Autor:
Juankar García
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